El hijo del bien y del mal
Yo nací en un retrete vacío
Yo arrastraba piedras con mi esqueleto
Encadenado a los corazones de los hombres
que sobre mesas filosofaban eternamente
Y sobre tapetes rojos vomitaban verdades
Las desilusiones del mundo entero.
Entre libros y enigmas yacieron cubiertas
Y hasta el cielo mismo se osaba ocultarlas
Porque vivir con tan inconmensurable consciencia
Perturbaba a todos los soñadores
Y quizá por eso vivimos 60 años o menos
Porque era más fácil vivir que leer.
Comencé a ver imágenes y a torturarme
Pues por cada segundo las palabras huían
Como temiendo a la horca en la que me postraban
Como una falsa cadena donde yo vivía
Pero ficticiamente para no arriesgarme.
Habían dos hombre de piedra arrodilladlos
Petrificados por algún otra dogma
Y nadie podía ver que entre todo ese silencio
Habían muerto las creencias de un mártir
Y por ello un ejército de incrédulos los adoraban.
Dos niños desnudos miraban el cielo
Tenían alas y estaban marchitas
Quizá fueron ángeles que desesperados
Quisieron ser hombres libres y ufanos
Antes que entes sujetas a un artificio.
Un hombre gritaba improperios al cielo
Y era azul y verde… algunos decían que era su sangre
Pero es que como el mundo ya estaba planteado
Nadie supo, pues, qué era lo que gritaba…
Yo vi a varios ídolos entre tantas imágenes
Algunos sonreían quizá porque yo los veía
y los admiraba tanto que me olvidé de mí
entonces encontré mi foto y no supe lo que era
tan sólo otra imagen guardada con nostalgia…
Lukas Guti
27 de mayo de 2010. 16:10
Yo arrastraba piedras con mi esqueleto
Encadenado a los corazones de los hombres
que sobre mesas filosofaban eternamente
Y sobre tapetes rojos vomitaban verdades
Las desilusiones del mundo entero.
Entre libros y enigmas yacieron cubiertas
Y hasta el cielo mismo se osaba ocultarlas
Porque vivir con tan inconmensurable consciencia
Perturbaba a todos los soñadores
Y quizá por eso vivimos 60 años o menos
Porque era más fácil vivir que leer.
Comencé a ver imágenes y a torturarme
Pues por cada segundo las palabras huían
Como temiendo a la horca en la que me postraban
Como una falsa cadena donde yo vivía
Pero ficticiamente para no arriesgarme.
Habían dos hombre de piedra arrodilladlos
Petrificados por algún otra dogma
Y nadie podía ver que entre todo ese silencio
Habían muerto las creencias de un mártir
Y por ello un ejército de incrédulos los adoraban.
Dos niños desnudos miraban el cielo
Tenían alas y estaban marchitas
Quizá fueron ángeles que desesperados
Quisieron ser hombres libres y ufanos
Antes que entes sujetas a un artificio.
Un hombre gritaba improperios al cielo
Y era azul y verde… algunos decían que era su sangre
Pero es que como el mundo ya estaba planteado
Nadie supo, pues, qué era lo que gritaba…
Yo vi a varios ídolos entre tantas imágenes
Algunos sonreían quizá porque yo los veía
y los admiraba tanto que me olvidé de mí
entonces encontré mi foto y no supe lo que era
tan sólo otra imagen guardada con nostalgia…
Lukas Guti
27 de mayo de 2010. 16:10
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