El cuadro

Matando letras por un pasado y por amoríos
Los que no merecían una sola palabra
Y que por duras razones construían líneas
Las  que fueron derrumbadas por tanta frialdad.
Y poco comprendimos los pasajes de los libros
Y seguíamos leyendo como por pura inercia
Esperando que, quizá, el final nos despertara.
No fuera tanto por impresión propia o ajena
Porque las dudas siempre surgían como retoños
Las siembras en que los cuervos se alimentaban
Las semillas que caían formando eriales de desolación;
Y los cuervos… las propias sombras de un pasado.
El cielo cayó, pues, en la ruina de tórrida lluvia
Y nos volvimos tontos observando su lobreguez
Como si por ello nos inspirara tal cosa inicua
 Casi otro desesperado retoño a punto de emerger.
Todo se reducía al relativismo y las ecuaciones
Y a los descubrimientos y redescubrimientos
Éramos los cadáveres que antaño vivieron
Tal y como los pintaron los viejos maestros.
Y fuimos esa pintura… y mi afán por terminar esto.



Lukas Guti
8 de junio de 2011

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