Palo y astilla.
Conozco un
hombre que lleva llorando diez años
Contara el
tiempo de su desmedida forma de amar
Y la
infinidad de actos con los que defendiera su causa
Un quijote tan
real entre paredes erigidas sobre el amor
Una Eneida
de azares con los que la vida se fugara;
Su mujer la
causa, una causa de su voluntad y su fuerza
Que por su
lucha y sus manos ensangrentadas y su fe
Tan burlesca
la vida como un cuento mal desarrollado
Y como los individuos clavándose los unos a los
otros
La cruz y el indicio, y mi muerte y que te tuve,
mujer…
Que sigo
viviendo igual que aquel hombre devastado
Pendido de
un lingote de tristura y botellas de alcohol
Contara su
historia sobre un hombre desafortunado
Que su
nobleza un corazón abierto, con cicatrices
Que tan
desinteresada su fe, su bendita fe sin morrión
Apenas contaminada
por la paranoia de los fanáticos.
Ella la
causa de su profunda lucha y no cual divinidad
Tan sólo una
mujer postrada en su cama entregándose
Una mujer
que se le abría de piernas porque lo amaba
Ambos la
cruz de que se forjara entre sudores y gemidos
Ambos el
amor que el propio mundo pervertiría
Y sus
deseos, el deseo mismo de amar al otro;
Conozco un
hombre que lleva años entre paredes
Y el mundo
dibujándose sobre arrugados papeles
Erigiéndose
tan descaradamente como una sombra
Y él…
ahogándose entre botellas de alcohol.
Lukas Guti.
20 de abril
de 2012.
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