"Una llamada". Último fragmento.


(…) ..Estamos supeditados a lo que sentimos y a lo que refleje  el otro, por esto mismo nos juzgamos entre sí; Si no nos criaran en un ambiente capitalista veríamos estas situaciones adversas como algo superficial. El error que cometemos es siempre esperar algo del otro… así son los capitalistas. "Yo sé que odias mi lógica. Es mutuo. Yo odio tu imaginación", Dice ella.
Si lográramos tener un poco más de humildad nos conformaríamos con pequeñeces. ¿No fue así como comenzamos? Era tan sencillo como hablarnos el uno al otro sin esperar nada. Sencillamente estabas o no estabas. Nos extrañábamos pero era soportable. Sabíamos que nos importábamos pero no nos atrevíamos cruzar esa línea; estoy casi seguro que el amor se lo inventó alguien de pensamiento capitalista, y no es irónico ver cómo entre los mismos cimientos bíblicos existen cosas como “Dar para recibir”. Una lástima estar envuelto entre toda esta basura sistemática que por milenios ha controlado a las masas.
 “De pronto creí, desde mis más profundas convicciones que debía amarte para poseerte y hacerte mía, me inventé el amor para que fuera una buena excusa y luego lo poeticé inescrupulosamente; así  es como me adueñé de ti. Luego me inventé una gran historia basada en el sacrificio sobre un hombre que murió crucificado, pero precisamente por amor tuvo derecho a reclamarse ante el mundo”. No es extraño que casi todas las religiones se basen en el amor. Ahora que lo comprendo estoy más seguro de amarte a mi forma.
“I don’t know why I’m standing here, but I wanna be around you”. Concluyo que fue mi sinceridad la que terminó por asombrarte, y no precisamente el amor que te tuve en el momento. Eso lo fuiste  descubriendo luego. Admito que usé mi inteligencia para enamorarte, pero no es como si uno planeara con antelación sobre hojas o cuadernos. La mejor parte fue que nunca pretendimos nada el uno con el otro, dejamos que las palabras cayeran y nos empaparan; entonces nuestro amor sí fue espontáneo. Surgió de la nada igual que el universo, o incluso a partir de la propia incredulidad de ambos.
21:49. Recuerdo cuando hacíamos el amor despreocupadamente y sin presiones. Nos amamos sin pretensiones  ni consecuencias. Nos resultaba tan fácil amarnos que fue suficiente confiar en el mero juicio del otro y no en condones u otro tipo de anticonceptivo. Extraño lo seguros que estábamos de nosotros mismos y la confianza que nos dimos. Hoy  hacer el amor se reduce a si tenemos condones o no… por ende, se reduce a tener sexo. Es triste ver que por presiones externas se nos haya ido la seguridad que alguna vez tuvimos de hacer las cosas, algo así como una llaga de la modernidad absurda… aprendimos a tener miedo. Comienzo a entender por qué el sexo se convierte en algo tan superficial (…)


Lukas Guti.  


Último fragmento para exponer los temas de esta historia.

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