Amor y Duelo; De un suicida.
Esto es una
carta suicida ¿En verdad se le pude llamar así a este tipo de cosas? Tanto
drama es innecesario. Posiblemente busco con tan embarazosa pretensión
desenfundar los motivos de una muerte preconcebida, y existen tantas formas de
hacerlo y todas tan poco sublimes. ¿Acaso qué muerte es sublime? En realidad es
sublime sólo la forma en cómo las personas se empeñan en hacer de la muerte un
espectáculo fúnebre o religioso. Es difícil no ver algo como esto cual creación
literaria, tan sincera como falsa; No se preocupen, no les voy a hablar de sexo
en el mismo ensayo para que no se alteren.
Pensar en el
suicidio es egoísta cuando recordamos a las personas que nos rodean, y no encuentro
formas para justificarme ante ello, sin embargo, si el individuo busca
justificaciones para vivir, por qué no buscarlas para morir.
Me atrevo a
comparar la vida con el amor que un individuo le adjudica a algo o a alguien,
el sentido. El individuo lucha y cree en
ello, en la vida, la vive y teme morir porque teme perder la vida; igual que en
el amor, [1]La Entelequia. Al final el individuo muere por algo que lo motivó o
desmotivó.
La idea del
suicidio no surge de manera instantánea. Es una idea que se cultiva a medida
que pasan los años. Una decisión que se va construyendo en conjunto con las experiencias y
decepciones, sea cual sea. El hombre necesita de su aniquilación para
simplificar el sentido del que desea pender, los ideales insoportables que lo
crucifican, y la necesidad de buscar su propio camino.
Confieso que
nunca he intentado hacerme daño a mí mismo. Le tengo pavor a tales actos, y precisamente
por este motivo siempre he considerado
que lo haría con mayor seguridad, suicidarme, sí, no debe sonar tan dramático
¿No? Como el sexo ¿No? “Me he visto al borde de un abismo con mis
manos empapadas en sudor frío saltando hasta el fondo con decisión” ¿Y
quién no? Somos “volublemente idénticos”
porque la repercusión del ser en el otro determina la propia visión del mundo,
por tanto iguales.
Es
complicado, asimismo, juzgar a una
persona que “intenta” suicidarse o que falle en el intento, o bien que sólo se
haga daño a sí mismo y descubra que esto es mayormente liberador, pero efímero
como orgásmico, por tanto un círculo vicioso que evoluciona en el daño propio; Es complicado dilucidar la magnitud de [2]Esplín que acoge al ser en esos momentos de abandono, la soledad no
por estar solo, sino por el abatimiento que encausa el peso del universo entero
sobre una existencia. El peso de existir dentro de limitaciones y sub-limitaciones creadas por nuestras
sociedades a partir de esa necesidad de liberación. ¿Entonces por qué el suicidio no es algo digno
como la propia decisión de vivir?
Por la única razón por la que el individuo
vive es semejante a la de un reloj de cuerda que camina hasta cierto punto en
el tiempo. No por inercia sino por función. Nuestra limitación es nuestro
propio cuerpo, pues al cabo deja de funcionar por agotamiento físico y natural.
Cuando el
individuo comienza a cuestionarse, también comienza a considerar el suicidio como una opción. Lo que detiene
al hombre reflexionar ante ello es que
este es un camino ensombrecido por la incertidumbre, desconocido al final, el
raciocinio; Es lógico, pues el hombre es terrenal y de alguna manera se siente
seguro en esta tierra. Entonces el hombre vive por inevitable continuidad. El
presente es su continuidad, todo lo demás son percepciones para situarse en un punto del
camino recorrido, alguna otra manera de darle sentido a tal continuidad. Ahora
bien, la forma en que el individuo supera esta idea es “intentando” no pensar
en ello, igual que los suicidios fallidos, esto es la distracción. Y surge el sentido tan necesitado, el ideal desde una
yaga, el significado a postrer para
seguir con la continuidad. Y bien, que como digo, el individuo sólo busca
motivos para vivir, o para morir.
Si bien, el
suicidio es por causa emocional, sin
importar el motivo, esto amerita justificación. Comparemos de nuevo al amor,
que si el amor no fuera emocional no existiría la pasión en ello. ¿Qué
sucedería, pues, con el sentido? El amor racional no existe, tampoco el
suicidio racional. No sean suicidas, suicídense. He ahí la entelequia.
Lukas Guti.
Jueves 24 de
mayo de 2012.
[1]
En la filosofía de Aristóteles, fin u
objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona.
[2] El esplín es propiamente un estado duradero de melancolía o hipocondría, que produce tedio de todo. El tedio,
el hastío y el aburrimiento pueden
ser pasajeros y circunstanciales, mientras que el esplín se lleva dentro, como una disposición
de ánimo motivada por causas físicas o morales.
La búsqueda de resolver los conflictos que muestran la dualidad de la vida y la muerte, es como la predicción del destino que nos toca, por eso es tan complejo para algunos dejar al "destino" esta misión, para mi la farsa de buscar justificantes o sentidos a las cosas es algo y muy eufemista, la muerte sea por manos del destino o las propias es morir.
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