"Aranjuez" (Cuento corto)
La lluvia era la encargada de limpiar los montículos de mierda superpuestos a lo largo de los andenes de mi barrio. Pero en días de sol te veías esquivando estos obstáculos con asco.
Y los pitbull que arrastraban a estos personajes de suéteres y capotas hasta las cejas, en paseos de egocentrismos y cagando los andenes, enamorando a las niñas de ombligueras y pantalones “levantacolas” que iban al gimnasio de medio pelo al lado de la Iglesia.
El parque un mundo aislado tan sólo por las calles. Y cada esquina un submundo resurgiendo entre marihuana. La vieja élite marginada ya por otras preocupaciones, y los más jóvenes viciosos haciendo gala de posiciones y “sicariatos” imaginarios en tronos cubiertos por la misma mierda de los perros.
Este parque de árboles cortados tristemente al medio en un intento de esfumar las sombras que ocultaran sus temores.
Las procesiones y cánticos a medianoche y en las mañanas del asustadizo pueblo, en custodia de varios traumados policías, confundidos con el bien y el mal, protegiendo alegorías para redimir sus pecados y sus placas manchadas de todo tipo de decisiones.
Allí entre la multitud las rompecorazones. Las que no ves merodeando en la tardía noche, que cautelosas te ofrecen el mejor sexo y que luego ya no conoces.
Los vecinos y sus vallenatos a las 8 de la mañana, arrebatando el sueño y su desvelo. El eco de este pueblo consumido por las montañas a lo lejos, y la anécdota de un malnacido que casi te mata por doscientos pesos.
Lukas Guti.
21 de mayo de 2014.
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