Ex roja
Yo sé que se
van a acostar juntos a ver nuestras series favoritas,
Mientras odias mi fantasma abrazándote junto a
él;
Él, que te
corregía la ortografía para sentirse más inteligente,
cuando yo siempre
te escribí impecables historias de los dos,
y dedicándote
cada signo de puntuación, a ver si aprendías.
Quizá él
tenga suerte haciéndote creer que es más inteligente.
Tú, que
juzgaste su coeficiente por colocar bien una tilde...
y Alguna vez
gritaste diciéndome que no eras impresionable.
Por
desgracia también conocí bastantes mujeres intelectuales,
que se
arriesgaban acentuar cada pretensión para conmoverme.
Yo sé que
van a recorrer juntos esta pequeña ciudad que odié,
y el odio
que no quisiste comprender en mi trauma de la niñez,
treinta años
después entendí aquello que me incomodaba...
Y no se fue,
solo logré ser igual de indiferente a
los demás,
O al menos
actuar para cubrir mis ganas de sinceridad.
De mí no
amaste el dolor y la aversión hacia las personas,
en cambio te
enamoraste de la indiferencia de los de afuera;
La
indiferencia de un veinteañero con ínfulas de mujeriego.
Si supiera
cuántas veces rocié tu cuerpo mientras él dormía.
Te fuiste
persiguiendo el aire de la noche y las frivolidades
extenuada
por la atmósfera de nuestro arrinconado mundo;
De tu sudor
exagerado, impregnado en mí y las cobijas,
En los
cajones, y bajo la cama con tus miles de zapatos...
Huiste de mi
insoportable sobriedad, abrumada por mí,
Por mi real,
mi monstruo... mi única e imperturbable máscara;
Yo que
prefería estar enjaulado por la fiebre de tu cuerpo,
Y tú, que al
final me embriagaste con el tufo de tu aliento.
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