Lo que aprendí del machismo
Lo que aprendí del machismo.
El machismo me enseñó a privarme de lo mágico de una amistad femenina por creer que las pretenciones sexuales hacia una mujer debían ser obligatorias para reafirmar la posición de seducción de un hombre... Pero también en contadas ocasiones las propias mujeres demandaban este machismo casi como una condición porque de lo contrario resultaba ser uno a quien le faltara determinación para llegar al coito. Sin embargo, la ausencia de machismo no reflejaba tampoco la ausencia de pretenciones, y esto se convertía en juegos platónicos inútiles de esos que las personas usan para no ser vulnerables. Es decir, no había transparencia.
Entonces tocaba recurrir a ambigüedades en la comunicación para determinar si uno estaba yendo por el camino correcto. Fracasé; Terminé aislado y confundido alejado de esa guerra de géneros absurda donde el machismo era clarísimo tanto en hombres como mujeres. El machismo nos hizo personas celosas, posesivos y con prejuicios. Si el hombre te trataba con una dosis apenas calculada de abuso pero no lo suficiente como para que dejara de ser "hombre" o de ser un caballero, entonces estaba bien; si ella te pegaba cachetadas mientras esta "caballerosidad" las aguantara con dignidad sin responderle con agravios, entonces era un hombre.
El machismo nos hizo heterosexuales, homosexuales, bisexuales, asexuales, como etiquetas errantes desesperados por una identidad que la identidad cultural nos había arrebatado. Sí, yo también soy un chico solitario, igual que Keanu Reeves.
Lukas Guti. Junio 2 del 2019.
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