Alternativos
El pesimismo que le he
adjudicado a mi país me llevó incluso a pensar que los gobiernos alternativos serían
mas que organizaciones tradicionalistas en un nuevo empaque publicitario. Sin
embargo, los últimos 15 años de mi vida en los que he tenido más criterio y
conciencia política, me dejaron ver de buena o mala fortuna la maquinaria mediática
de la que estuvieron compuestos todos los gobiernos de los que tuve claridad en
ese tiempo. Era muy obvio; nunca comprendí por qué la mayoría de personas que
me rodeaban hacían caso omiso de ello, casi con indolencia. Con la llegada de
estos partidos alternativos uno llegaba a suspirar disimuladamente creyendo que
quizá esto sería, como lo dice su nombre, otra alternativa. Pero eso que “cansa”
a la gente y que los lleva a votar por diferentes gobernantes, fueron
precisamente las mismas emociones por las que en su tiempo el país eligió a
Uribe. Y eso está bien, la gente tiene derecho a cansarse. Hoy el país demostró
estar cansado de otras cosas diferentes a las de aquella época. Mi crítica no
es hacia los gobiernos alternativos, sino más bien hacia los votantes por una
única razón: Pese a que el cambio era necesario (Y casi siempre lo es)
esperemos que, si en un futuro estos gobernantes no llegan a ser lo que esperaban,
deben tener el carácter de asumirlo. Y la manera de asumirlo es sencilla: No
volver a votar por los mismos, mucho menos por los de hacer veinte, treinta, o
cuarenta años. La política es de continua formación, al igual que la de los
votantes.
Lukas Guti-
28/10/2019.
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